jueves, 25 de febrero de 2010

PODRÍA VIVIR AHÍ


Hacer una casita con un patio y cultivar flores para darte todas las mañanas, ver el sol salir desde el balcón o del porche, ir a buscar agua al rio de tus labios.

Preparar un desayuno que te de energías para empezar tu día, pasaría el día trabajando, labrando, arreando, practicando las labores diarias necesarias para mantener ese pequeño gran universo que Dios en ti, ha creado para mí.

A mitad del día tomaría un descanso, después de haber terminado la faena diurna, iría al manantial de tu pecho a refrescarme con tu roció, descansaría y recargaría mis fuerzas con las energía que emana de centro de tu cuerpo.

Al entrar la tarde continuaría con las tareas, podaría el monte, araría la tierra, pues hay que tener nuevos brotes cada día para ofrendar y rendirte culto, seria único dueño, amo y esclavo de tan bastas y delicadas tierras que El me ha regalado.

Con la ida del sol, llega el atardecer y es momento de escapar a las tierras del sur, en el camino se descubren espectaculares montañas hermosas depresiones, el camino se ensancha, se angosta, se divide, lleva a diferentes lugares pero siempre será el mismo camino.

Nace la primera estrella en el firmamento y me sorprende, cómodo, recostado en un montículo me encuentro, pensando y reflexionando sobre el día, medito acerca de lo que fue, de lo que es, y de lo que será.

De regreso dos lunas llenas alumbran el sendero que me lleva a casa, guiado por el sonido de las aguas que han de refrescarme el día siguiente, atravesando tus praderas, escalando montañas llego a mi pequeño palacio para uno, dispuesto a descansar para empezar con un nuevo día.

GustavoGonzalez

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